Marca España, episodio... Jo, ya he perdido la cuenta.
Como decía mi abuelo, sin tentación no hay pecado. En el momento en que dejas de controlar un gasto, la posibilidad de aprovecharse puede poner a prueba la integridad del más pintado. José Antonio Monago no ha hecho nada ilegal aprovechándose de los injustos privilegios que le otorga el Estado, pero que ha abusado de ellos (legal pero inmoralmente) está claro. Pero, sobre todo, la ha cagado mintiendo. Esto está demostradísimo.
Monago no ha sido honesto con los ciudadanos y por eso debería dimitir. Y ya está. Eso es lo que se haría en un país serio. Pero aquí tenemos a personas sentadas al mismo tiempo en el banquillo de los acusados y en la poltrona de un cargo público, y gente condenada por delitos pasados presidiendo instituciones públicas. ¿Cómo va a dimitir?
Esto es España. La figura de la inhabilitación perpetua, que en otros países es automática por cualquier condena, no existe, y las penas de inhabilitación que se aplican son increíblemente leves (seis meses por alterar el censo de un municipio para adulterar una elección, por ejemplo). Y esto sólo se puede solucionar reformando España o tirándola a la basura y construyendo otro país; uno del que, por lo menos, no nos avergoncemos.