#nolesvotes no significa “no votes a nadie”. Significa que no votes a los partidos que aprobaron la nefanda Ley Sinde: PP, CiU y PSOE. No es una llamada a la abstención ni al voto nulo. #nolesvotes postula el voto a un partido de tu elección, el que sea, siempre que no sean esos tres.
Yo me centro en el PSOE porque me siento especialmente traicionado por ellos, ya que soy de izquierda. Pero lo mismo digo del PP y de CiU, partidos de derecha pura y dura a los que ni en sueños votaría, ni jamás votaré.
Últimamente me fijo únicamente en el presidente Rodríguez Zapatero, ese despojo político que ha llevado a la ruina a millones de trabajadores. Sus intentos por pedir el voto para los suyos son cada vez más patéticos. Lo peor es cuando trata de convencernos de que su adversario es peor, y que si no votamos al PSOE vendrá un señor muy malo con barba a quitarnos los juguetes y robarnos los caramelos. Como si él fuera bueno.
Antes Rodríguez Zapatero hablaba de “voto útil”. Ahora habla de “voto valiente”. La cosa es votarle a él, que viene el coco. Eso se acabó. Ya no nos asusta; sabemos que el coco no puede ser peor que él. Pero me quedo con lo del “voto valiente”. En una democracia seria, cada cual vota lo que a uno le parece que es mejor, vota para que salga un candidato, no para que no salga el "malo". ¡Sé valiente! ¡Vota a quien de verdad te gustaría que gobernase! ¡Vota en conciencia! ¡Di NO al mal menor!
¿Qué no tienes a quién votar? Mira bien, que seguro que hay algún partido que te pueda servir. Al fin y al cabo, si otras veces has votado tapándote la nariz a un partido mayoritario, ¿por qué no puedes hacer lo mismo con uno minoritario?
Si eres muy exigente y no encuentras ningún partido a tu medida, o tu pueblo es pequeñito y sólo está el PPSOE, y no tienes disponible una candidatura de “Ciudadanos en Blanco” a la que votar (con lo que tu voto iría realmente al limbo sin beneficiar a los grandes traidores, digo partidos) hay una opción: el voto nulo. Votar al pato Donald, ese gran clásico, o tachar a los imputados en la lista de tu elección son sólo dos ejemplos. Yo no lo aconsejo, pero es una opción.
Eso sí, si votas nulo debes asegurarte de que en la mesa electoral se dan por enterados durante el escrutinio, porque muchas veces pasan como válidos votos que no lo son. Tachar a los imputados está bien, pero, por si acaso, escribe en mayúsculas: “NULO”. De todos modos, repito, yo no recomiendo el voto nulo, sólo lo postulo como alternativa a la abstención y, sobre todo, al voto en blanco. Al menos así queda tu protesta y a lo mejor en la mesa electoral se echan unas risas.
La abstención es inútil y, sobre todo, antidemocrática. ¡No te abstengas!, ¡absteniéndote les sigues el juego!, es como darles carta blanca. ¡No seas su cómplice!
El voto en blanco beneficia a los partidos mayoritarios.
Si quieres contribuir a que los partidos mayoritarios pierdan poder, a que lo tengan más complicado para fastidiarnos la vida, no votes en blanco. El voto en blanco perjudica a los partidos pequeños, especialmente si el voto en blanco es masivo. A los grandes los beneficia, porque así se llevan más puestos. Especialmente en las elecciones locales como las próximas, donde el límite porcentual mínimo para que los votos de un partido cuenten para algo es del 5% (contra el 3% de las generales). Los votos en blanco, a diferencia de los nulos, cuentan, sumándose al número total de votos del escrutinio, de modo que con muchos votos en blanco resulta más difícil para los pequeños lograr ese porcentaje mínimo requerido.
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