10.5.19

Es hora de despiezar Facebook

Chris Hugues, uno de los cofundadores de Facebook, está pidiendo que los organismos antimonopolio metan caña a esta empresa de una santa vez. Y lo hace en un devastador artículo de opinión (casi un reportaje, en realidad) en The New York Times.

El enlace: OPINION - It's Time to Break Up Facebook, by Chris Hughes

Me he divertido cuando Hugues comenta la ironía, que yo había percibido ya, de que muchas personas cansadas de las prácticas de Facebook se pasen a otras redes sociales («¡Uf!, qué agobio de Facebook, me voy a Instagram; total, para mensajería no necesito Messenger porque ya tengo WhatsApp») que también pertenecen a la corporación de Zuckerberg. Es que es de traca.

20.6.17

Sobre la deriva de Podemos (X)

Desde que Podemos se apartó del programa de actividades promovido por organizaciones como la estadounidense Albert Einstein Institution o, más recientemente, su heredera serbia CANVAS, programa que contribuyó al fin del régimen de Milosevic y a la revolución tunecina, ya no tiene demasiado sentido más allá de ocupar sillones, acumular poder y hacer el paripé en las instituciones, como todos los demás partidos. Lo que venía a ser una posible solución, gracias a este desapego a las enseñanzas de Sharp, Popovic y compañía, se está convirtiendo en parte del problema. Yo, por mi parte, ya me he hartado de Iglesias y sus monaguillos (y monaguillas).

Curiosamente, tanto Sharp como Popovic vienen siendo acusados desde hace unos años de dar soporte a grupos antichavistas en Venezuela. Respaldados supuestamente por la CIA, claro. En fin... No quiero parecer paranoico, el tema de Podemos/Venezuela también me parece bastante ridículo en general, pero, ¿no tendrá algo que ver? A lo peor la estrategia de Iglesias para ocupar la poltrona va más en la línea de Chaves que en la línea de Sharp. ¡Quién sabe!

Mientras no vaya en la línea de Maduro...

13.6.17

A propósito de Navalón y los «millenials» (nuevo capítulo de «La carcundia y los jóvenes»)

A pesar de la impresión que muchos podamos tener sobre la creciente estupidez de la población, la realidad científica es que cada vez es más inteligente. Por eso hay que ajustar los test de inteligencia cada diez años. Así que el problema no es que los millenials sean unos inútiles, sino que están peor educados y en peor situación socioeconómica, gracias sobre todo a gentuza como (qué casualidad) Antonio Navalón.

(Para más INRI, los jóvenes de esta generación que han logrado una formación adecuada, los más inteligentes y mejor preparados, se encuentran enfrentados a un país que los rechaza y, claro, lo abandonan dejando aquí a quienes no pueden seguirlos.)

Mención aparte merece el diario El País, cada día más casposo y asqueroso, que acoge en su seno a individuos de semejante calaña, muy acordes con la línea editorial del periódico en los últimos tiempos.

ENLACE AL DESPROPÓSITO.

8.6.17

Liberbank

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Liberbank ganó un 15% menos en el primer trimestre de este año que en el de 2016 y acaba de perder más de un 14% en bolsa. Por supuesto, la solución es echar a más trabajadores del banco. Está claro que haber despedido al 50% de la plantilla no ha sido suficiente para aumentar la productividad.

Está claro que la culpa de todo es de los despedidos, por no servir de nada su despido, claro. De todos modos, si toda esa gente acabó despedida fue porque algo mal hicieron, empezando por trabajar. El que no hace nada, no se equivoca. Haber aprendido de los directivos, que no tienen culpa alguna. No es cosa suya que los ingresos por operaciones financieras hayan caído un 72%, por ejemplo. No, qué va. La culpa de que Liberbank haya ido y vaya como el culo es de los trabajadores de la plantilla.

</IRONY>

4.6.17

El auténtico Super Mario

Me agota que la gente se meta tanto con Mario Draghi. Le caen ataques desde todos los lados: primero, de los indignados; ahora, de la banca. ¡Cuánta ignorancia! No saben de la que nos ha librado, en serio. Se merece todas las medallas. De haber caído en una espiral deflacionista, nos habríamos ido todos al puto cuerno. Gracias, Don Mario, siga así. Y a los bancos, ¡que les den!