Lo primero que ha hecho el nuevo ministro de Cultura al entrar en el despacho ha sido mandar retirar el retrato de Unamuno que pintó Solana, a las bravas y de manera inmediata, saltándose el protocolo de levantamiento de obras del Patronato del Reina Sofía, al que pertenece.
Yo puedo llegar a entenderlo porque también detesto a Unamuno (el personaje, que a todas luces era un insoportable; no sus ideas, que deben de haber motivado este «quitadme de ahí a ese»), pero las formas... Las formas le delatan.
El cuadro de marras
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