Ver si un político o gestor es indecente es más fácil de lo que parece, sólo hay que hacerles el test de Arabia Saudí. Sólo hay que ver quién ha colaborado con ese estado para hacerse una idea de su catadura moral. Por eso es imposible convencerme de cosas como la bonhomía de Juan Carlos, la rectitud de Zapatero, la preocupación por los derechos humanos de EEUU o Israel (qué risa)... Es la piedra de toque definitiva de la hipocresía y la falsedad de miles de políticos, empresarios y responsables de organizaciones en todo el mundo, incluyendo nuestros jefes del Estado y todos los presidentes del gobierno español desde hace más de medio siglo.
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